San Juan.- Después de casi siete años y medio, por fin se le ha echado el guante al autor de uno de los asesinatos más absurdos de la última década en la República Dominicana. Y ha caído en el distrito de Chamartín. Todo un periplo con un océano de por medio que empezó el 14 de septiembre de 2013.
Todo empezó cuando Miguel Méndez Figueroa, de 25 años, uno de los conocidos como «limpiavidrios» en aquel país, intentó ganarse un dinero haciendo lo propio con un Honda Accord que, para su mala suerte, conducía Jhonnattan Onel Báez Guzmán. No era un individuo cualquiera. Se trataba de un conocido delincuente de la provincia de San Juan.
Según la Policía dominicana, los hechos ocurrieron en la esquina de la avenida de Sarasota, con la de Jiménez Moya, cuando el delincuente se negó a que el chaval le limpiara el cristal del coche. Miguel respondió arrojándole agua sucia al parabrisas y se enzarzaron en una discusión que acabó con un balazo en la cabeza del limpiacristales.
Las autoridades dominicanas sospecharon que el sospechoso huyó a Colombia dos días después, a las cuatro de la tarde, en un vuelo de Avianca, aprovechando que no necesitaba visado. Recaló en Bogotá.
La Interpol emitió una orden roja de detención y comenzó su búsqueda. Hasta que ha sido detenido por la Policía de España con una identidad falsa tras agredir a su actual pareja en el distrito madrileño de Chamartín. Gracias a la colaboración con el país de origen, los agentes pudieron determinar su verdadera identidad. Tras su detención fue puesto a disposición del Juzgado Central de Instrucción de la Audiencia Nacional.