La plataforma Aprendo en Casa es una iniciativa que brinda educación virtual a niños de inicial, primaria y secundaria. Sin embargo, varios escolares no pueden acceder a ella por la falta de recursos como celulares o televisores. Ante ello, un adolescente de 14 años, decidió ayudar a sus pequeños vecinos con esta problemática en Arequipa.
El muchacho no lo dudó y con la aceptación de sus padres puso a disposición su domicilio, que fue ambientado con varias mesas y sillas. A diario llegan cerca de 10 estudiantes y él les brinda la orientación necesaria para que aprendan a leer o resuelvan dudas de otros cursos.
Todos los días, desde las 14.00 horas, el menor se coloca en medio de su patio, y como si fuera un salón de clases, se convierte en un profesor de tan solo 14 años. Luego, poco a poco, va absolviendo las dudas de sus pequeños alumnitos.
El muchacho señaló a Correo que tomó esta iniciativa debido a que varios niños de su zona no tienen los recursos económicos para acceder a las clases virtuales, modalidad que se instaló en el país debido a la pandemia por el coronavirus. El adolescente no lo dudó mucho y decidió apoyarlos utilizando una pequeña pizarra, un plumón, el celular de su familia y, sobre todo, mucho entusiasmo.
Él cursa el tercer grado de secundaria en la institución educativa 040236 César Vallejo en Pucchún en la provincia de Camaná en Arequipa. Cuenta que todo comenzó de forma improvisada cuando una vecina le pidió que enseñe a su hijo. “Todo empezó con una vecina de mi mamá me dijo que le ayude en sus tareas a su hijo porque ella no sabía leer”, indicó.
Tras ello, otros dos niños llegaron a su domicilio pidiéndoles que les enseñe. El menor los recibió y ahora son cerca de 10 escolares que a diario frecuentan su vivienda. Incluso tiene dos alumnitos que son de zonas alejadas y caminan cerca de 20 minutos para llegar a sus clases. Todos los pequeños y el adolescente usan sus mascarillas a fin de evitar un contagio por COVID-19.
Con el pasar de los días, la solidaridad de este niño se hizo conocida en la zona. “Yo me siento feliz cuando enseño porque siento motivación de ellos. Tienen las ganas, como yo, de querer aprender siempre más”, señala.
El muchacho contó que desea estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA). Argumenta que la enseñanza no sería su vocación, pero el apoyo social sí lo es. Durante la pandemia, asegura que las puertas de su casa estarán siempre abiertas para aquel que desee aprender.