Dubái.– Con las temperaturas máximas que rondan los 40 grados, muchos buscan refrescarse en Dubái este verano, pero también relajarse en medio de la ciudad de rascacielos. En el jardín de Benoit Demeulemeester pueden sumergirse en hielo y aliviar sus tensiones con técnicas de respiración.
Este entrenador suizo ha creado “CoolOutBreathIn” (refréscate y respira, en inglés) y ofrece talleres en su jardín y a veces en el desierto de Emiratos Árabes Unidos (EAU) para enseñar a controlar los calores, con la respiración y baños de hielo. “
Es un juego mental, no tiene nada que ver con lo físico”, asegura el hombre de 54 años, exbanquero que dejó su trabajo en 2004 y se mudó a Dubái, donde el año pasado, en medio de la pandemia, empezó a experimentar con los baños de hielo y los límites del cuerpo.
«Pasas a la modalidad de supervivencia cuando entras en el hielo y te olvidas de todo, esto puede ser muy emotivo y la ansiedad desaparece”, explica a Efe Demeulemeester.
El método se basa en el del atleta holandés Wim Hof y combina el control del cuerpo y de la mente, a través de lograr soportar bajas temperaturas, que no es fácil sobre todo la primera vez.
El entrenador pone 100 kilos de hielo en una cubeta y poco a poco los más atrevidos entran en el agua helada, mientras mantienen la respiración. A pesar de que quieren salir a los pocos segundos, Demeulemeester les anima a permanecer y con ejercicios de respiración y concentración pueden aguantar varios minutos.
Una pareja de cuarenta años procedente de la India, Girish Viswanathan y su mujer Perpetual, han venido para probar esta nueva experiencia. Ella quiere salir rápidamente del agua pero respirando adecuadamente consigue permanecer cinco minutos. “Es muy refrescante, me siento genial”, afirma Perpetual después del baño de hielo.
Su marido afirma que “en estos tiempos estresantes mucha gente busca este tipo de cosas». Mientras, Jean Luc, de 51 años, y Antonie Robertson, de 40, han regresado para repetir la experiencia. Esta vez Jean Luc consigue estar hasta ocho minutos en el agua helada.
Robertson cuenta que viene una vez por semana, desde que lo probó, pero que tardó mucho en atreverse- “Me costó un año reunir el valor para hacerlo”, admite.
Demeulemeester señala que es difícil romper la barrera del miedo de meterse en la cubeta helada, pero una vez las personas dan el primer paso, se van acostumbrando- “Este tipo de experiencia ayuda a que abandonen su zona de confort y a fortalecer su poder interior”, explica.
“El principal beneficio mental está en la respiración, porque incluso si produces adrenalina, te vas a sentir tranquilo”, afirma el entrenador, agregando que al mismo tiempo las bajas temperaturas favorecen el sistema inmunitario.