En Irlanda, un bebé sorprendió a los médicos y a su propia madre cuando, estando aún dentro del vientre, ya contaba con una gruesa y negra cabellera que a las 34 semana de gestación era visible en las ecografías, aseguran medios locales.
Antes de ver las imágenes de ultrasonido, Alexandra Jechorek, de 21 años, creía que todos los bebés nacían calvos, al igual que su hijo mayor, Kadin. Y en el momento del parto —en junio de 2019— tanto ella como el personal de salud que la asistía quedaron desconcertados con la cantidad de cabello de Maya, ya que la niña había nacido con una melena que le cubría las orejas y casi le llegaba hasta el cuello. Su espesor y dureza también resultaron inusuales.
"Las enfermeras y los médicos se volvieron hacia mí y me dijeron que nunca habían visto a un bebé con tanto pelo en todo el tiempo que llevaban trabajando en el hospital", asegura Alexandra.
Actualmente, la cabellera de la pequeña, de un año, ya le roza la parte superior del pañal. Su madre cuenta que pasa al menos 20 minutos acondicionándola y cepillándola todos los días para mantenerla sedosa. "Nunca le corté el pelo. Creo que es muy hermoso y quiero que lo deje crecer tanto como quiera", añade la joven.
El aspecto de Maya parece ser una casualidad sin antecedentes familiares, y siempre llama la atención dondequiera que vaya, además de hacerla parecer mucho mayor de lo que es. Esta semana, Alexandra, que espera algún día lanzar a Maya como modelo de bebés, le abrió una cuenta de Instagram a su hija que poco a poco acumula seguidores.