Por Rubén Moreta
El martes 24 de mayo la provincia de San Juan vio partir al descanso eterno a un conspicuo hijo: Carlos Vicente Castillo Mateo, connotado educador, abogado, perito agrónomo, historiador, orador, escritor y mejor ser humano.
El Profesor Villa -como le conocíamos sus familiares y amigos-, nació el 27 de octubre de 1938. Era hijo de Eliseo Castillo del Rosario y Mercedes María Mateo.
Realizó sus primeros estudios en la escuela Francisco del Rosario Sánchez y los secundarios en la entonces Normal “María de los Ángeles Martínez de Trujillo”, hoy Liceo Pedro Henríquez Ureña. Sus estudios universitarios los desarrolló en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, extensión San Juan, donde se graduó con lauros académicos de Licenciado en Pedagogía (cum laude) y Licenciado en Derecho (magna cum laude).
Carlos Vicente Castillo Mateo fue un amoroso padre de ocho hijos.
Su andadura educativa la inició en 1962 en la zona fronteriza como Supervisor de Educación de Adultos en el municipio de Bánica. Posteriormente fue nombrado Maestro en la Escuela Primaria Juan Pablo Duarte de Comendador, Elías Piña (1964-1967). Abandonó el quehacer educativo y pasó a laborar durante dieciséis años como Perito-Agrónomo y Agente de Crédito en el Banco Agrícola de República Dominicana (1967-1983). En 1983 Carlos Vicente Castillo Mateo regreso al quehacer docente como Profesor del Liceo Pedro Henríquez Ureña, donde sirvió durante veintidós años. A partir de 1991 fue primero subdirector y luego director del Liceo Nocturno Pedro Henríquez Ureña. Se jubiló en el área educativa en 2005.
A partir del 2006, el profesor Castillo Mateo acumuló méritos en el quehacer judicial. Brilló como Juez Suplente del Tribunal Especial de Tránsito del municipio de San Juan de la Maguana y como juez interino de varios tribunales de la provincia.
De saber enciclopédico, Carlos Vicente Castillo Mateo se destacó como el cronista vitalicio de la ciudad de San Juan de la Maguana. Como historiador local conocía y describía pormenorizadamente todas las primacías históricas de este núcleo urbano, explicaba cada apellido, los orígenes de cada familia sanjuanera, el desarrollo urbano local, la construcción de las primeras casas, la hechura de las primeras empresas y comercios, los orígenes de cada calle, de cada edificio público, en fin, nadie conocía la historia sanjuanera más que él.
Es que Carlos Vicente Castillo Mateo nació en esta ciudad sureña y la vio crecer y evolucionar de una simple aldea cuasi rural hasta convertirse en la urbe resplandeciente que es hoy San Juan de la Maguana.
Sus dotes de consagrado historiador lo llevaron a vincularse también a la exaltación de las efemérides patrias. De manera particular, mantuvo un vivo interés -traducido en pasión- por la vida y obra patriótica y revolucionaria del prócer Juan Pablo Duarte, libertador cuya hazaña precursora de la autodeterminación dominicana analizaba con sustancia y regodeo.
A tono con su pasión por la acción patriótica del fundador de la nacionalidad dominicana, se vinculó desde muy joven al Instituto Duartiano, institución que presidió por más de veinte años consecutivos, y que por sus inmaculados méritos en 2016 lo había declarado presidente ad vitan.
Sus ribetes de orador fueron centelleantes. Era un tribuno que con enjundia, vigor y elegancia pronunciaba piezas oratorias sobre temas históricos en toda la región.
Como escritor es también fulgurante. Es que Carlos Vicente Castillo no paraba de escribir. Solía instalarse en el patio de su casa, apurando un cigarro tradicional (pachuché) a manuscribir durante horas. Destacan sus tres libros publicados (San Juan de la Maguana: una introducción a su historia (coautor), Barriga Verde y Las calles de San Juan: Biografía de la ciudad). Dejó en su estantería otros cinco libros inéditos, que por falta de recursos no llegó a publicar.
Carlos Vicente Castillo tuvo siempre preocupaciones sociales y políticas, razones que lo llevaron a vincularse a las más importantes iniciativas de desarrollo de San Juan. De manera prominente, a finales del 1993 participó en el Comité Pro instalación de una extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en San Juan de la Maguana.
Quien esto escribe, como testigo de excepción, que estuve junto a él en esta faena permítanme destacar que Don Carlos Vicente Castillo no faltó nunca a una reunión o asamblea, fue siempre de los primeros en llegar a los encuentros y su interés vigoroso en lograr la aprobación del Centro, hoy Recinto de la UASD, tenía dureza de diamante. El logro de tener la UASD en San Juan lo alcanzamos el 22 de diciembre del 1996, lo cual ha permitido que doce mil estudiantes cursen estudios de grado y postgrado en la universidad del pueblo y que al día de hoy seis mil ochocientos profesionales hayan obtenido su título profesional en esa academia.
Ilustrísimo Profesor Carlos Vicente Castillo: en esta pesarosa despedida terrenal los uasdianos y uasdianas decimos presente para reconocer tus aportes a la presencia de nuestra academia primada de américa en la tierra de Caonabo y Anacaona, de Enriquillo y Mencía, de Sebastián Lemba, de Liborio Mateo, de Sinecio Ramírez, de tu amigo ido recientemente Luis Ney Sánchez y Sánchez, y de muchos otros prominentes “barriga verde” como tú.
Decía Cicerón que “la vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos”. Y la vida y obra pedagógica, intelectual e histórica de Carlos Vicente Castillo como símbolo cultural de San Juan va a perdurar para siempre en la memoria de los buenos sanjuaneros y sanjuaneras.
Adiós Carlos Vicente Castillo. Paz y reposo eterno para tu alma.
El autor es Profesor UASD.