«Que se metan con nosotros, no hay problema; pero con la familia, allí sí esta duro», comentó un militar. 

De acuerdo con testigos, un grupo delincuencial llega hasta el complejo habitacional 21 de Marzo amenazando y disparando al aire

Sinaloa.- El terror que vivieron miles de familias de civiles también lo sufrieron en carne propia familias de los militares del complejo ubicado en la colonia 21 de Marzo. Durante la tarde del pasado jueves, un grupo de delincuentes acudió al complejo e intentó ingresar.

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Primero hicieron detonaciones al aire, relataron testigos del hecho. La petición de los atacantes era que soltaran a Ovidio Guzmán; de lo contrario, les harían daño a mujeres y niños.

Muy rápido llegaron militares y se registró un enfrentamiento. Algunas de las balas entraron a la zona departamental y dañaron algunos vehículos. 

«Que se metan con nosotros, no hay problema; pero con la familia, allí sí esta duro», comentó un militar. 

Durante la mañana de ayer, frente a la entrada principal del complejo había decenas de casquillos tirados. Personal de la Fiscalía General de Justicia del Estado brillaba por su ausencia, aunque eran evidencias de un hecho violento.

En el lugar había un buen número de soldados, pero por seguridad algunos militares estaban pensando en mandar a otro estado a sus familias. La situación de riesgo que vivieron las familias de los militares no se había registrado nunca antes en la historia de este estado. 

«Vivimos momentos de mucho terror», dijeron vecinos cercanos al complejo militar, pero aclararon que nunca se metieron con ellos, pero sí escuchaban gritos, amenazas y disparos. 

«Me gustan las películas de balazos, pero lo que se vivió ayer aquí superó la ficción, fue demasiado; se paraba la balacera y luego seguía», dijo una vecina de Tierra Blanca mientras volteaba a ver una casa que tenía decenas de balas en las paredes. A unos cuantos metros también estaba una camioneta con una gran cantidad de impactos de bala. 

«Sí sentimos muchos miedo. En cuanto escuchamos la balacera, corrimos a resguardarnos y apoyamos a otras personas que llegaron a refugiarse», relató el empleado de un restaurante ubicado por el bulevar Enrique Sánchez Alonso mientras miraba los casquillos que estaban en la calle. 

El compañero de una de las unidades que delincuentes despojaron y utilizaron para bloquear una de las calles cercanas al estadio de Dorados detalló que tras el susto no se había presentando a laborar, pero que entendía porque vivió una situación muy fuerte.

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