¿Qué es el síndrome de vaginismo?

Se trata de un tipo de disfunción sexual en la que se produce una contractura involuntaria de los músculos perineales del tercio externo de la vagina en el momento que se intenta la penetración, provocando el cierre del introito vaginal e impidiendo el acto sexual. La persistencia de esta contracción de la vagina lleva a que cualquier intento de coito acabe como un acontecimiento desagradable y tremendamente doloroso.

Existen diversos niveles de vaginismo, desde el ligero que solo produce rigidez y malestar y que no obstaculiza la respuesta sexual (pueden alcanzar el orgasmo sin problema), al intenso o severo que impide la penetración de cualquier forma incluidos los dedos, tampones o cualquier instrumental que se acerque a la vagina con la intención de penetrar.

Esta disfunción sexual es bastante poco común y sus causas están relacionadas tanto con conflictos psicológicos como con factores físicos. Las experiencias traumáticas, los abusos sexuales o el miedo a contraer enfermedades de transmisión sexual son algunos de los agentes que pueden provocar el síndrome de vaginismo.

Síntomas

Los síntomas pueden variar de mujer a mujer pero pueden incluir, entre otros:

– Relaciones sexuales dolorosas (dispareunia), con opresión y dolor que pueden arder o picar
– La penetración es difícil o imposible
– Dolor sexual a largo plazo con o sin causa conocida
– Dolor durante la inserción del tampón
–  Dolor durante un examen ginecológico
– Espasmo muscular generalizado o interrupción de la respiración durante el intento de relación sexual

El dolor puede variar de leve a severo y, aunque el vaginismo no evita que las personas se exciten sexualmente, puede provocar ansiedad a la hora de mantener relaciones sexuales, por lo que las mujeres que lo padecen intentan evitar el sexo o la penetración vaginal.

Causas

El vaginismo puede ser causada por detonantes físicos o emocionales estresantes. Los motivos incluyen:

– miedo, por ejemplo, al dolor o al embarazo
– Ansiedad, sobre el rendimiento sexual o por culpa
– Problemas de pareja, por ejemplo, tener una pareja abusiva o sentimientos de vulnerabilidad
– Eventos traumáticos, incluyendo violación o antecedentes de abuso
– Experiencias infantiles, como la representación del sexo durante el crecimiento o la exposición a imágenes sexuales en esta etapa

– infección, como una infección del tracto urinario
– Condiciones de salud, como cáncer o esclerosis
– Parto
– Menopausia
– Cirugía pélvica
– Juego previo inadecuado
– Lubricación vaginal insuficiente
– Efectos secundarios de medicamentos

Tratamiento


El vaginismo es un trastorno tratable y generalmente incluye educación, asesoramiento y ejercicios. Respecto a la terapia sexual, implica aprender sobre la anatomía y lo que sucede durante la excitación sexual y las relaciones sexuales. La asesoría puede ser individual o en pareja.

También suelen recomendarse los ejercicios de Kegel, en los que se debe apretar y relajar repetidamente los músculos del suelo pélvico, que controlan la vagina, el recto y la vejiga. Practicar estos ejercicios ayuda a controlar cuándo se contraen los músculos y cuándo se relajan.

Por: Muy Interesante


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