El profesor José Antonio Grullón Polanco, acusado de abuso psicológico y sexual contra 11 estudiantes, una profesora y una conserje en un liceo de la provincia de Santiago, fue trasladado hace varios años desde otra secundaria por denuncias similares contra estudiantes.
Así lo reveló Marieta Díaz, directora de Educación en Santiago, quien dijo que durante las investigaciones internas encontraron que era un accionar normal del docente. Aseguró que muchos compañeros de labores conocían sobre las prácticas aberrantes del educador.
Díaz informó que desde la institución estatal están acompañando a las familias de las afectadas con tratamientos psicológicos.
"Buscamos que el trauma sea menor", expresó Marieta Díaz. Grullón Polanco está suspendido desde hace dos semanas, cuando la psicóloga del liceo Ana Antonia Grullón de la comunidad de Guayabal, en el municipio de Puñal, provincia Santiago, dio la voz de alerta sobre el hecho tras la confesión de una de las víctimas.
Miguel Jorge, presidente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) en Santiago, pidió al ministerio profundizar las investigaciones debido a lo grave que es la imputación. Entiende que las autoridades deben determinar si el docente actuó con la complicidad de compañeros y autoridades en caso de ser ciertas las denuncias.
“Desde la ADP necesitamos que la investigación no se quede solamente en el ámbito judicial y desde lo educativo se proceda a hacer una investigación para que se tomen los correctivos de lugar”, externó Jorge.
Medida de coerción
Un juez de la Oficina Judicial de Servicios de Atención Permanente de Santiago impuso el pasado viernes 18 meses de prisión preventiva como medida de coerción contra el profesor José Antonio Grullón Polanco, de 43 años de edad, acusado de abuso psicológico y sexual a 11 estudiantes, diez de ellas menores de edad, así como a una conserje y una profesora del liceo Ana Antonia Grullón.
Las edades de las menores oscilan entre los 14 y 17 años. De acuerdo al expediente, Grullón Polanco amenazaba a las estudiantes con reprobarles la materia de español para agredirlas sexualmente. Además, indica que acosaba a sus víctimas fuera del plantel. También expone que el imputado utilizaba un lenguaje obsceno, grosero y ofensivo hacia las víctimas, incluyendo a la conserje y la profesora, "afectando su moral y pudor".