“Cuídate hijo, no le hagas confianza a los policías”, hace cinco años, María de Jesús Tlatempa le repitió tres veces esta frase a José Eduardo Bartolo, su hijo.Después nunca supo de él.
María es madre de uno de los 43 estudiantes normalistas a quienes policías desaparecieron la noche del 26 de septiembre de 2014. José Eduardo en aquellas fechas tenía escasos 18 años, el próximo 13 de octubre es su cumpleaños 23.
“Es muy doloroso, nada más lo puede sentir una persona que esta pasando por lo mismo”, dice con la voz entrecortada la madre de José Eduardo.
La última vez que vio a su hijo dice que le advirtió que no confiara en los policías. “Yo tenía un presentimiento o no sé, algo sentía. Y es que unos días antes una vecina me dijo que unos uniformados se habían llevado a su nieta”. María de Jesús cuenta que nunca pensó que ella también fuera a sentir la misma desesperación e impotencia con la que señora buscaba a su nieta de 13 años.
“Por eso le dije: no le hagas confianza a los policías. Él estaba en sus primeras semanas de haber entrado a la Normal (de Ayotzinapa), y se iban a ir (a Iguala para agarrar los camiones que los llevarían a la Ciudad de México para la marcha del 2 de Octubre), pero antes les dieron permiso de ir a comer, una hora, y como vivimos ahí en cerquita en Tixtla, pues fue a comer porque no había comido, y ya cuando se iba yo le dije: cuídate mucho, y todavía me contestó: `No te preocupes, ellos nos orientan´, y le digo: ` Bueno le digo pero no te confíes mucho´”, ya sin poder disimular las lágrimas agregó, “Esa fue la última vez que vi a mi niño”.
Su mamá no puede dejar de pensar en el próximo cumpleaños de José Eduardo, " Ya viene su cumpleaños, y ya van a ser casi cinco años (que no sabemos dónde está)" dice con una profunda tristeza en sus ojos. “Él era muy trabajador, era ayudante de albañilería, ganaba 200 pesos ahí con su papá. Estudiaba y al mismo tiempo trabajaba, él se mantenía sus estudios, nada más nosotros como padres de familia le ayudábamos si el gasto era más fuerte, le ayudamos si tenía que comprar lo que necesitaba, para el uniforme y pues tenía que buscar una Escuela Normal, donde dónde, pues de gente como nosotros, para que pudiera terminar sus estudios y que le echara ganas".
Recuerda con alegría que cuando “estaba chiquito”, José Eduardo se quedaba horas frente a la puerta de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, “Le gustaba mucho. El primer semestre de prueba, para él, y para muchos de sus compañeros, pues es una prueba muy difícil, porque no está fácil pasar el examen y aparte la semana de prueba que es muy difícil para que ellos puedan lograr entrar a la Escuela Normal de Ayotzinapa”, cuenta María de Jesús y se le iluminan los ojos al hablar de su hijo.
Pero en segundos le regresa esa tristeza con la que ha vivido desde hace cinco años. “Pues ya cinco años, duele ver que pues no tenemos a nuestros hijos a nuestro lado y la única paz que vamos a tener nosotros, es saber dónde están nuestros hijos y que en verdad que respeten sus vidas, más que nada que los dejen vivir, que los dejen que tengan un futuro mejor y no como ahorita que no sabemos dónde están que viene su cumpleaños, les queremos dar un abrazo y no les podemos dar porque no sabemos”, rompe en llanto al pensar en eso. Es muy difícil no contagiarse del mismo sentimiento.
El 11 de septiembre, a días de que se cumplieran cinco años los 43 padres y madres de los estudiantes normalistas desparecidos en la trágica “Noche de Iguala”, se reunieron con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, los recibió en Palacio Nacional. Luego de la reunión los padres dijeron confiar en la voluntad del mandatario para dar con el paradero de sus hijos.
“Nos dijo que lamenta mucho no poder decirnos dónde están nuestros hijos, se ve que si tienen voluntad, luego luego se ve el trato diferente al otro gobierno”, la mamá de José Eduardo se refiere a la administración de Enrique Peña Nieto, que junto el entonces procurador Jesús Murillo Karam, crearon la llamada “Verdad histórica”, la cual decía que los 43 normalista habían sido asesinados y luego incinerados en un basurero de Cocula. Luego de investigaciones, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) concluyó que los sucesos como eran descritos en la famosa “Verdad histórica”, no pudieron haber ocurrido.
Por esa razón los familiares de los estudiantes desaparecidos exigieron el regreso de GIEI para que siga con las líneas de investigación que quedaron pendientes. También responsabilizan directamente al expresidente Peña Nieto de “manosear” las investigaciones para que no se supiera qué fue lo que pasó aquel 26 de septiembre de hace cinco años.
“Yo no no me imaginaba que papel tendría el día de hoy, y pues hoy me doy cuenta que soy un activista, donde pues el gobierno mexicano de Enrique Peña Nieto nos puso aquí a todos, a los 43 padres sin conocernos, sin saber nada porque pues muchos no sabían ni leer ni escribir, y sin conocernos se nos dificultó exigir la aparición de nuestros hijos al gobierno anterior, donde hubo corrupción y realmente responsabilizamos al gobierno porque fueron policías municipales, estatales, federal y el Ejército quienes participaron en su desaparición. Y la policía no se ha investigado como debía de ser, es por eso que ya no queremos que este caso quede en la impunidad como lo que pasó en el 68, seguimos de pie junto al pueblo para exigir verdad y justicia”.
Toda la familia de cada uno de los 43 estudiantes desaparecidos se ha quedado como en un limbo, esperando siempre. “Seguimos aquí no está fácil para nosotros y para nuestra familia, y venirnos estamos entre la espada y la pared porque decimos nosotros tenemos que exigir y ahora sí que nuestros hijos que tenemos en casa le hablamos de ellos, les decimos que los quiero mucho hijos pero necesitamos buscar ahorita su hermano para tenerlo de regreso a casa y para que veamos que él también está libre y que es feliz. Quiero verlo que que trabaje igual que nosotros, como antes que estábamos en casa, pobremente pero éramos muy felices”.
María de Jesús, como casi todos los padres y madres de los estudiantes desaparecidos saca fuerzas de donde puede, incluso cuando ya no las tiene. “Yo pienso que a veces es tener fe y la esperanza en Dios de que se van a esclarecer los hechos y que tarde o temprano nuestros hijos van a regresar a casa, porque así lo hemos visto. Yo en mi caso he tenido una visión que mi hijo regresa a casa y regresa bien, y eso es lo que me motiva para seguir aquí. Lo he visto bien, lo veo que llega a la casa de pie y le pregunto dónde están tus compañeros y me dice él que en estos momentos también están regresando a sus casas. Entonces de esa forma el ánimo que tenemos nosotros es ver de regreso a casa y no solamente en mí, sino que también varias mamás hemos compartido este sueño que hemos tenido, y de la misma forma me cuentan: `yo también sueño que regresa mi hijo`, y empezamos a platicar ahí, y digo yo, pues el gobierno nos dijo que está muerto pero no sé, es tan real que que nosotros estamos con ellos, así con los muertos, pero que ellos ya no los podemos tocar ni abrazar . Pero en cambio cuando soñamos a nuestros hijos los podemos abrazar, podemos platicar, simplemente le preguntamos dónde estás y él nos dice no sabemos dónde estamos, no´más me dice por ahí por ahí pero no me dice dónde está”.
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