Rosa Linda Pérez, madre de un adolescente de 13 años, elevó una desesperada petición de auxilio a las autoridades, denunciando los maltratos y las amenazas de muerte por parte de su expareja, temiendo convertirse en una posible víctima más de feminicidio, en Azua.
En un emotivo relato, Pérez lloró al recordar los abusos que, según su testimonio, padeció durante la relación.
Sostuvo que el estrés y la violencia psico-física a la que ha sido sometida fueron tan intensos, que incluso le provocaron problemas de salud graves, llegando los médicos a diagnosticarle un tumor en la cabeza.
Explicó que, a pesar de que su expareja, Néstor Antonio Ramírez, se comprometió ante las instancias judiciales a pagar la manutención de su hijo, incumple el acuerdo y utiliza las amenazas para evadir su responsabilidad.
Dijo que esta situación no solo la deja en una posición económica vulnerable, sino que intensifica su sensación de inseguridad y persecución.
Las autoridades correspondientes han sido informadas de la situación, y se espera que tomen las medidas cautelares necesarias para salvaguardar la integridad de la denunciante, mientras se inician las investigaciones pertinentes sobre los cargos presentados en contra de Ramírez.
Este caso vuelve a poner sobre la mesa la crítica necesidad de mecanismos efectivos de protección para las mujeres víctimas de violencia de género y el cumplimiento estricto de las medidas de alejamiento y las obligaciones legales por parte de los agresores.

