Según las nuevas recomendaciones de este organismo, los niños no deberían tener acceso a ningún tipo de pantalla hasta los dos años como mínimo; y el tiempo máximo frente a uno de ellos no debería superar la hora, con tres y cuatro años. La realidad, sin embargo, es otra: los estudios realizados al respecto muestran que los niños de hasta seis años pasarían unas tres horas al día frente a las pantallas, sobre todo ante la televisión; el doble de tiempo que hace veinte años.
El problema va en aumento, y dada la crisis sanitaria que vivimos que nos ha confinado a todos en nuestras casas, los expertos ya prevén que solo va a ir a peor. Es más, los datos de un nuevo estudio arroja resultados alarmantes: con el cierre de los colegios, el tiempo de los menores frente a las pantallas aumentará hasta en un 50%.
Así lo ha constatado la plataforma de bienestar y seguridad digital para familias Qustodio, que ha analizado las visitas de los menores de edad a páginas web y el tiempo dedicado a las aplicaciones móviles en Italia, desde que comenzaron su periodo de cuarentena el pasado 5 de marzo. Los resultados fueron claros: el número de visitas y su uso se disparó hasta en un 50% en los primeros cuatro días. Al cabo de una semana, aumentó hasta un 71%.
“Los niños tienen la mente inquieta, no paran, necesitan aprender, explorar, tocar y jugar prácticamente todo el día, y eso a muchos adultos les desespera”, dice, “No les digáis tanto lo que NO pueden hacer. Decidles lo que SÍ pueden hacer, porque aunque estén en casa, les va a dar “el síndrome del supermercado”: estar en un sitio sin saber qué hacer es la mejor manera de que te la líen parda”.
“No quiere decir que tengan que hacerlo si no lo hacían, sino que pueden empezar a hacer junto a vosotros, para luego hacerlo sin ayuda”, dice.
El tiempo que los menores de edad pasan ante una pantalla preocupa a padres y médicos porque un uso excesivo se relaciona con problemas de visión, de atención, de le nguaje y, sobre todo a mayores edades, con menos horas de sueño y peor rendimiento escolar, entre otros efectos dañinos, que también llegan al estado emocional y al comportamiento.