Creo que las personas estamos propensos a equivocarnos todo el tiempo, y que muchas veces podemos llegar a lastimar incluso a quienes más queremos por no ser lo suficientemente perspicaces, o simplemente por estar distraídos con asuntos que a fin de cuentas no son tan importantes para nosotros como el tener bien a las personas que queremos, pero que terminan hundiéndonos en pensamientos profundos que algunas veces nos desconectan de la realidad, las preocupaciones muchas veces suelen absorbernos tanto que somos incapaces de percibir el mundo que nos rodea y terminamos cometiendo errores y sin querer también le hacemos daño a los demás.
Equivocarse es de humanos y aquel que diga que no se ha equivocado es un mal mentiroso, un egocéntrico y alguien completamente desconectado de la verdad, nunca tuve problemas con perdonar las equivocaciones de los demás, yo misma me he visto en la necesidad de disculparme millones de veces por que mis actos derivaron en situaciones que terminaron afectando a los demás, no soy quien para negarle a alguien la posibilidad de disculparse y de reivindicar su camino, ya que yo misma me he visto zurciendo los roturas que hice en el corazón de los demás, y también por experiencia propia se lo difícil que es volver a ganarse el aprecio y la confianza de aquellos a quienes sin querer terminaste decepcionando o haciéndoles daño, por lo mismo cuando alguien tiene la integridad de reconocer un error suyo que me terminó afectado siempre le doy la oportunidad de enmendarlo.
Sin embargo, hay actos que las personas suelen llevar al terreno de las equivocaciones, pero son actos que fueron pensados, que llevaban una intención clara desde un principio, y que al menos para mi no caen dentro del terreno de las equivocaciones, si no más bien fueron concebidas para hacer daño desde un comienzo y tuvieron el problema de haber sido identificadas antes de tiempo, las mentiras e infidelidades son un buen ejemplo de estos actos de los que yo hablo, alguien que te ha mentido no se ha equivocado sin querer, desde el momento en que elaboró su mentira tuvo que pensar en una historia que fuera capaz de ocultarte la verdad, aun cuando decir la verdad inicialmente hubiese sido lo más sencillo, prefieren pensar en una manera de ocultarte la verdad.
Igualmente cuando alguien te engaña tuvo que pensarlo varias veces antes de hacerlo, porque engañar no puede ser una situación tan esporádica como muchos lo quieren hacer ver, ¿Cuántas veces puede retractarse alguien que ha decidido engañar a su pareja antes de consumar su acto?, son la misma cantidad de veces que tuvo la oportunidad de echarse atrás en su acto vil como las oportunidades que tuvo de no hacerlo, engañar a alguien y mentirle son actos que no nacen de la casualidad, son actos premeditados, que las personas tuvieron que crear, y lo hicieron pese al daño que sabían que estaban ocasionando a quien se supone deberían de amar más que a nadie, es por eso que esas dos cosas no las puedo perdonar, porque no existe merito alguno en reconocer una infidelidad o una mentira después de que han sido descubiertas y sobre todo, porque las personas que terminan haciendo estas cosas sabían bien lo que hacían, y el único error para ellos en realidad fue que les terminaran descubriendo en realidad.