Al partido 500 un jugador de posición regular bordea los cuatro años de servicios, que ha sido la vida promedio de un pelotero en Grandes Ligas en las últimas dos décadas. Entonces la industria ya tiene una idea acabada si la figura en cuestión está hecha del material que se exige para continuar a ese nivel.
Juan Soto lo alcanzó el domingo en Washington ante los Astros y, aunque el inminente inmortal Justin Verlander y el dominicano Bryan Abreu se encargaron de hacerle out en los cuatro turnos como para que no lo celebre, el guardabosque de los Nacionales arriba al escalón con estadísticas que los ponen al lado de leyendas y su estatus obliga a la comparación con los mejores.
Soto, que hizo su debut precoz el 20 de mayo de 2018 con apenas 19 años y 207 días, ha disputado su partido 500 con su reloj de bigleaguer marcando a lo justo los cuatro años de servicio, por lo que obtendrá su libertad laboral en 2025.
Juanjo, como le llaman en su entorno, ha transcurrido este medio millar de encuentros con un madero en la línea de mitos como Alex Rodríguez, Albert Pujols, Manny Ramírez y Adrián Beltré. En algunas casillas superior, a todos en bases por bolas recibidas como buena señal de su disciplina en el plato.
Lo cierto es que en la historia solo Ted Williams y Soto acumularon 500 imparables y 400 boletos al llegar al choque 500.
Beltré, uno de 33 peloteros con 3,000 hits, tenía 23 años y dos días de edad y 52 incogibles menos que Soto cuando en 2001 cruzó ese umbral con los Dodgers. El bateador zurdo de los Nacionales casi dobla el número de jonrones que el exantesalista y eventual miembro del Salón de la Fama (106-55), le lleva 30 puntos en el promedio de bateo, 94 en el porcentaje de embasarse y 116 en el de extrabases.
A A-Rod, que tenía 23 años y 48 días cuando arribó a la marca con los Marineros en 1998, Soto le saca tres vuelacercas de ventaja y 261 boletos.
Con Pujols, que llegó al choque 500 a los 24 años y 105 días en medio de la mejor primera década ofensiva que jugador alguno haya tenido, Soto le supera con 161 boletos y 18 puntos en OBP.
En el caso de Ramírez, que tenía 25 años y 123 días al alcanzar en Cleveland el encuentro 500, Soto arriba con ocho trancasos por delante y 148 transferencias más.
Todo en un entorno donde enfrenta a más lanzadores y ante envíos a mayor velocidad, que vio pasar la bola rápida de una media de 88.5 millas por hora en 2002 hasta las 93.5 en 2021.
¿Qué depara?
Pronosticar, plantear que el futuro será igual, peor o mejor que el pasado no lo garantiza ningún mortal como tampoco los algoritmos.
A los 34 años Rodríguez tenía 613 jonrones y contratos para las siguientes seis campañas, con opciones matemáticas para dar caza al récord de Barry Bonds (762) a razón de 27 por curso, pero cerró su carrera con 696 bambinazos.
De hecho, del cuarteto con el que se compara a Soto en este cuadro solo Beltré y Ramírez presentaron una mejor línea ofensiva en lo adelante.
Beltré, un cinco veces Guante de Oro, brincó de .268/.335/.430 en 1,738 turnos en los primeros 500 desafíos a una de .289/.339/.485 en las siguientes 9,339 oportunidades. En 2010, con 31 años y agente libre, no era razonable apostar a él, entonces con 1,889 incogibles y 199 jonrones menos de los que terminó su carrera, una que solo espera la primavera de 2024 para recibir en su hogar de Los Ángeles la llamada de Cooperstown informándole de su nicho.
Ramírez, suspendido dos veces por fallar a pruebas de esteroides en el trayecto, pasó de .303/.448/.548 en los 1,738 turnos al juego 500 hasta una de .314/.480/.595 en los siguientes 6,506 chances de batear.
Pujols no pudo retener 41 puntos de su promedio de bateo y en el caso de Rodríguez se desplomó 21 unidades en una carrera repleta de confesiones y vinculaciones al uso de sustancias prohibidas.