Israel y Hamas anunciaron el jueves un cese del fuego que pone fin a una guerra que durante 11 días provocó la muerte de más de 200 personas, provocó extensos daños en la Franja de Gaza y paralizó las actividades en buena parte de Israel.
A las 2 de la mañana, hora local, cuando entró en vigor el cese del fuego, la normalidad volvió a las calles de Gaza. Las personas salieron de sus casas, algunas de ellas con gritos de “Allahu Akbar” (Dios es grande) o silbando desde sus balcones. Muchos hicieron disparos al aire para celebrar la tregua.
Al igual que en las tres guerras previas, la más reciente ronda de enfrentamientos terminó de manera inconclusa. Israel aseguró haber causado daños importantes a Hamas, pero una vez más fue incapaz de impedir la incesante oleada de cohetes de los combatientes palestinos. Casi de inmediato, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, fue blanco de acusaciones de su base de simpatizantes derechistas, quienes aseguraron que puso fin a la operación de forma prematura.
Hamas, el grupo islamista que juró destruir Israel, también se declaró victorioso. Pero ahora enfrenta el enorme desafío de reconstruir un territorio afectado por la pobreza, el desempleo generalizado y un brote de coronavirus.
La oficina de Netanyahu señaló que por recomendación del jefe del Estado Mayor Conjunto y otros altos funcionarios, su gabinete de seguridad aceptó de manera unánime la propuesta del cese del fuego que presentó Egipto. Un comunicado se jactó de “los grandes éxitos de la operación, algunos de los cuales fueron sin precedentes”.
El comunicado también incluyó una sutil amenaza a Hamas. “Los líderes políticos enfatizaron que la realidad en el campo determinará la continuación de las operaciones”, apuntó.
Los enfrentamientos comenzaron el 10 de mayo, cuando combatientes de Hamas en Gaza dispararon cohetes de largo alcance hacia Jerusalén después de varios días de choques entre manifestantes palestinos y policías israelíes en el complejo de la mezquita de Al-Aqsa, un importante templo conocido por los musulmanes como el Noble Santuario y como el Monte del Templo por los judíos. Las tensiones aumentaron debido a las duras prácticas policiales en el lugar y las amenazas de desalojo de decenas de familias palestinas por parte de colonos judíos.
El conflicto entre palestinos e israelíes se centra en los reclamos de ambas partes por el control de Jerusalén, que ha derivado en reiterados episodios de violencia en otras ocasiones.
Hamas y otros grupos dispararon desde zonas residenciales más de 4.000 cohetes hacia ciudades de Israel, de los cuales cientos no llegaron a su destino y la mayoría del resto fueron interceptados por las baterías antiaéreas israelíes. Algunos de los proyectiles llegaron incluso a Tel Aviv, la capital cultural del país, ubicada en el norte del territorio.
En tanto, Israel lanzó cientos de ataques aéreos en Gaza, atacando lo que, aseguró, se trataba de infraestructura militar de Hamas, incluyendo una red de túneles subterráneos.
Al menos 230 palestinos murieron durante los combates, incluyendo 65 niños y 39 mujeres, y alrededor de 1.710 personas resultaron heridas, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no desglosa el número de víctimas entre combatientes y civiles. En Israel se registraron 12 decesos, incluido el de un niño de 5 años y el de una joven 16.
Estados Unidos, el aliado más importante y cercano de Israel, inicialmente apoyó lo que, dijo, era el derecho de Israel a defenderse de la indiscriminada oleada de cohetes. Pero a medida que el combate se prolongaba y el número de muertos aumentaba, Washington incrementó la presión sobre Israel para que pusiera fin a su ofensiva.
En un inusual desacuerdo público, Netanyahu rechazó brevemente el miércoles un llamado del presidente Joe Biden para reducir las hostilidades, luciendo determinado a causar el mayor daño posible a Hamas en una guerra que podría ayudar a salvar su carrera política.
Pero hacia la noche del jueves, la oficina de Netanyahu anunció el acuerdo del cese del fuego. Hamas no tardó en hacer lo propio. Los combatientes siguieron lanzando cohetes de manera esporádica hacia Israel en las primeras horas del viernes, antes de que la tregua entrara en vigor.
En Washington, Biden aplaudió el cese de hostilidades. “Creo que tenemos una oportunidad genuina de progreso, y me comprometo a trabajar para ello”, comentó el mandatario.
Biden señaló que Estados Unidos estaba comprometido a ayudar a Israel a reabastecerse de misiles interceptores para el sistema de defensa antiaérea Cúpula de Hierro, y a trabajar con la Autoridad Palestina —no con Hamas— para brindar ayuda humanitaria a Gaza.
Miembros de la base nacionalista de Israel no tardaron en criticar fuertemente a Netanyahu. Gideon Saar, un exaliado que ahora encabeza un pequeño partido de oposición, dijo que la tregua era “vergonzosa”.
Combatientes de palestina aseguraron que Netanyahu accedió suspender las acciones en la mezquita de Al-Aqsa y cancelar los desalojos planeados de palestinos en el vecindario de Sheikh Jarrah, lo que podría perjudicar la imagen política del premier israelí.