Geraldo Severino Encarnación, de 28 años, dio muerte a su expareja Silvia Fructuoso Pozo, de 27, y luego se suicidio.
Isabel Pozo, hermana de la víctima, dijo que antes de matar a su hermana hirió de bala a Justa Fructuoso, Silvestre Pozo y Enmanuel Pozo, madre, padre y hermano de la víctima, respectivamente.
La joven asesinada deja en la orfandad a dos niños, una hembra de 7 años y un varón de 5 procreado con Severino Encarnación, quien se desempeñaba como motoconchista.
Según vecinos, el homicida siempre amenazaba a la joven, porque se negaba a retomar la relación ya que el victimario supuestamente la maltrataba. La mujer tenía dos años separada del matador.
Tras el hecho llegaron al lugar agentes policiales para realizar las investigaciones, así como el médico legista para levantar ambos cuerpos, que yacían dentro de la residencia de la madre de Silvia.