Por: Juan Alberto Valdez, Educador y político
A lo largo de la historia de la humanidad, muchos pueblos han extendido su cultura política o militar, y han establecido su hegemonía sobre otros territorios. Las conquistas a esas poblaciones de menor poderío, solo han sido posibles mediante el surgimiento de conflictos bélicos y la imposición de la fuerza, dando lugar al surgimiento de “imperios”. Según la Real Academia de la Lengua Española, un imperio, “es una organización política en que un Estado o Nación, impone su poder sobre otros países”.
Uno de los imperios más poderosos que han gobernado el mundo desde la antigüedad, ha sido el imperio babilónico, este imperio surgió en el año 1792 y hasta el 539 antes de cristo, cuando al fin se produce su caída. La derrota de la poderosa Babilonia es producto de la gran crisis que, en ese momento provocó el emperador Nabucodonosor; según la Biblia, el detonante principal de la destrucción de ese imperio fue resultado del orgullo, la soberbia y la arrogancia de su gobernante, quien emborrachado de poder, se obnubiló por completo, y sumió a ese poderoso reino en el fracaso total.
Mañana 5 de mayo, hace exactamente 10 meses que el PLD, a quien yo considero ser (la Babilonia Dominicana), fue derrotado en unas elecciones libres y democráticas, celebradas en medio de un contexto completamente inusual, caracterizado por la incidencia de la pandemia Cocid-19. Al igual que el imperio babilónico, la derrota de esta organización política, estuvo en gran parte influida por la actitud prepotente, avasalladora, arrogante y totalitarista de sus principales líderes, quienes utilizaron todo tipo de artimañas para intentar perpetrarse en el poder, aun en contra de la voluntad popular.
A raíz de la derrota del PLD, en el país se respiran nuevos aires de gobernabilidad, donde la independencia de los poderes del Estado, es una de las características principales del actual gobierno, ejemplo vivo de ello, es el nombramiento en la Procuraduría General de la República de una mujer, completamente autónoma en su accionar. Para nadie es un secreto que, los gobiernos del PLD estuvieron matizados por una gran corrupción administrativa sin precedentes; de igual modo, el nepotismo, el pluriempleo, el clientelismo y el despotismo, fueron sellos impregnados en su leonina forma de gobernar a nuestra hermosa Quisquilla.
La caída de la gran babilonia dominicana (PLD), inició el 15 de marzo del año pasado, en medio una lucha titánica, el país decidió darle un voto de castigo en la municipalidad; perdieron la gran mayoría de municipios del territorio dominicano; por otra parte, su poderío en los distritos municipales, se redujo a menos de la mitad. En el Congreso nacional, de tener el control casi absoluto de ambas cámaras, hoy solo cuentan con 73 diputados y 3 senadores.
Es importante señalar, que victoria del PRM obedece a los cambios sociales que desde hace unos años, está experimentando nuestro país, reflejados principalmente, en la forma de elegir a sus líderes políticos. La sociedad dominicana empieza a entender el gran poder que ostentan mediante el sufragio y la participación política, y comprende que las urnas son unos de los mejores escenarios para defender la soberanía nacional. Otro impulsor de la victoria del PRM es el natural desgaste del PLD, las contiendas internas de los principales líderes de esa organización política que provoco su división en dos; y los movimientos sociales que exigían justicia contra los marcados actos de corrupción de 16 largos años de gobierno.
La ausencia de poder produce mucha soledad. Actualmente escasean en las redes sociales y otros medios de comunicación, esas excelsas publicaciones de los beneficiarios del PLD, donde defendían con palabras muy elocuentes y rebuscadas, el accionar de los gobiernos morados. Me atormenta también, el silencio de los periodistas y comunicadores apologistas de los líderes del partido de Juan Bosh. Evidentemente ha caído Babilonia!!!
Las constantes renuncias de centenare de dirigentes altos, medios, y bajos del PLD; tantos de aquellos que diseñan estrategias, como de muchos que realizan el trabajo más operativo a nivel político, es otra muestra irrefutable, de que ha caído Babilonia.
Naturalmente, la misión y el deseo de todo partido opositor es hacer oposición, una tarea que le ha resultado muy difícil al partido morado; pues tras 4 periodos de gobierno de manera consecutiva, donde los actos de corrupción cometidos contra la patria nuestra son indecibles; hoy no cuentan con moral, ni argumentos suficientes para enfrentar al actual partido de gobierno, cada vez que uno de sus principales voceros sale a la luz pública con alguna denuncia, provoca burla e indicación en la población dominicana. El discurso de los ex inquilinos del Palacio nacional, hasta ahora ha sido repetitivo, débil y sin fundamentos.
Finalmente, es precioso recalcar que los líderes políticos del hoy partido gobernante, deben mirarse en el espejo del PLD; de haber tenido el control casi absoluto del Estado, hoy se encaminan con mucha prisa, a convertirse en una entelequia política. El ejercicio político solo es grato cuando se realiza con la finalidad de trabajar en favor de las grandes mayorías, y no para enriquecerse de manera ilícita, tomando dinero del erario público; una gran verdad que nunca quiso comprender la CAÍDA BABILONIA.