Un Nuevo Día
El desarrollo de una vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19, ha sido uno de los puntos primordiales para lograr el control de la pandemia y existen hasta ahora tres vacunas experimentales que están en una fase más avanzada en China, Reino Unido y Estados Unidos.
Ante estos resultados, ya se está discutiendo sobre qué grupos de riesgo deberían ser los primeros en recibir la vacuna, ya que la enfermedad ha demostrado tener mayores secuelas en diferentes personas, como aquellas con enfermedades crónicas y personas de edad avanzada.
Un comité que hace recomendaciones a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos reveló que la prioridad deberían ser las mujeres embarazadas, de acuerdo con la revista Science.
Sin embargo, ha habido un debate sobre los riesgos y beneficios de proporcionar primero la vacuna a ciertos grupos, como empleados de supermercados, empacadores de carne y soldados, así como grupos étnicos como los latinos y afroamericanos.
El plan que existe en Estados Unidos contempla como primer grupo de vacunación a aquellas personas que brindan atención médica crítica y otros trabajadores, entre los que se encontrarían los trabajadores médicos, personal de seguridad nacional y otros trabajadores esenciales de mayor riesgo.
El panel de expertos de Un Nuevo Día, conformado en esta ocasión por Felipe Lobelo y Javier Pérez-Fernandez, habló sobre el desafío que representará la distribución de la vacuna de la compañía Moderna, en caso de que resulte efectiva.
“Va a ser una vacunación masiva donde vamos a tener que identificar los grupos de riesgo: personas con enfermedades crónicas, mujeres embarazadas, potencialmente trabajadores de la salud y trabajadores de las primeras líneas. Esto va a ser muy importante para distribuir las primeras dosis, que van a ser tan valiosas”, señaló Lobelo.
Asimismo, dijo que la producción de millones de vacunas debe repartirse de forma equitativa, no solo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo, ya que es un problema de salud global.
Por su parte, Pérez-Fernández aseguró que es necesario pasar a la etapa de prueba en voluntarios, para descubrir si es una vacuna efectiva.
“Sabemos que es una vacuna que ha demostrado seguridad, que es lo principal, y que ha demostrado eficacia en los ensayos de laboratorio. Ahora hay que observar la efectividad de la vacuna en la puesta al día y de ahí pasamos a la etapa de fabricación y distribución”, reveló.
Actualmente, la vacuna desarrollada por Moderna será la primera en ser probada en un ensayo grande, cuyo objetivo es tener un total de 750 sujetos de estudio en tres sitios de Atlanta, de acuerdo con CNN.
Para participar en el ensayo y recibir la vacuna de prueba, existe un sitio de internet donde los interesados deben completar un cuestionario rápido, diseñado para averiguar la probabilidad de infección, la raza, el tipo de trabajo que se desempeña y con cuantas personas puede estar un sujeto en contacto diario.
“Necesitamos personas afroamericanas, latinas y representantes de las comunidades más afectadas por la pandemia”, dijo el doctor Carl Fichtenbaum, director médico del ensayo de Moderna.
Después del personal médico, los siguientes grupos serían trabajadores de la salud y trabajadores esenciales, personas mayores de 65 años y aquellos con condiciones médicas que podrían elevar el riesgo de desarrollar casos graves de COVID-19. Finalmente se administraría la vacuna a la población en general.