El abuso sexual y posterior asesinato de la menor ocurrió el domingo 16 de este mes. Ya el lunes se sabía que el confeso responsable del hecho, Starlin Francisco Santos, alías el Panadero, estaba preso, pero las autoridades no resguardaron la presunta escena del crimen, que sería su vivienda, porque un video muestra cuando la niña entra al lugar y nunca sale, y horas después se ve al imputado irse en su motor con un saco lleno de algo en la canasta que tenía. Se presume que la carga era el cuerpo de la niña, el cual llevaba con piedras para deshacerse de él en el mar Caribe.
Tampoco se incautó del motor en el cual se transportó el cuerpo de la víctima.
Esta falta en el procedimiento de manejo de escena de crímenes, que implica no dejar que nadie se acerque o toque las evidencias, permitió que la casa del imputado fuera objeto de múltiples visitas de vecinos indignados. También la prensa tuvo acceso al lugar.
Se desconoce hasta qué nivel pudo haberse contaminado la escena, pues conforme a videos que circulan en las redes sociales, personas penetran a la casucha y tocan los objetos que tiene.
Igual pasó con el motor de Santos, en el cual según la Policía, éste confesó que trasladó el cadáver de la pequeña en un saco hacia el kilómetro 14 ½ de la autopista Las Américas para lanzarlo al mar. La motocicleta fue quemada por vecinos molestos, lo que podría impedir que, con los métodos científicos adecuados, se demuestre que efectivamente el cuerpo de Liz María estuvo en el canasto que portaba.
Agentes no usaron guantes
Pero al no ser resguardado este vehículo, una enfurecida comunidad procedió a incendiarlo en señal de protesta y exigiendo justicia.
Incluso, cuando los agentes policiales llegaron al lugar y apagaron el fuego, en el traslado que hicieron de la motocicleta a una patrulla se observa que no utilizaron guantes cuando tocaron el canasto, donde puede que quedaran restos de ADN de la niña asesinada y/o huellas del alegado criminal.