Autor: J. F. Encarnación
Versículo Clave: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, te ayudaré, te sustentaré con la diestra de mi justicia." (Isaías 41:10 RVR1960).
En los momentos de mayor angustia, cuando la oscuridad parece envolvernos y las fuerzas nos abandonan, es fácil sentir que estamos solos. Pero este versículo nos recuerda una verdad fundamental: no importa cuán grande sea la tormenta, el Señor siempre está con nosotros. Él no solo nos observa desde lejos, sino que nos sostiene con Su poderosa mano, dándonos fuerza para seguir adelante, incluso cuando creemos que no podemos más.
Se cuenta la historia de Ana, una joven que atravesaba momentos difíciles, lo vivió en carne propia. Después de perder su empleo durante la crisis económica, se encontró sin ingresos y con muchas preocupaciones. Sin embargo, un día decidió orar sinceramente y pedirle a Dios dirección y fortaleza. Con fe, comenzó a aplicar a nuevos trabajos y, poco tiempo después, consiguió una oportunidad que no solo cubría sus necesidades, sino que también le dio un crecimiento personal. Ana entendió que, aunque la situación no mejoró de inmediato, Dios la sostuvo en cada paso, proporcionándole la sabiduría y la fuerza necesarias para salir adelante.
En el Salmo 55:22, se nos dice: "Echa sobre el Señor tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo." Esta es una promesa fiel: cuando confiamos nuestras cargas en Dios, Él se encarga de sostenernos y guiarnos. A veces, los problemas pueden parecer abrumadores, pero podemos estar seguros de que, si entregamos nuestras preocupaciones a Él, Su presencia nos fortalecerá.
Cuando enfrentes dificultades, recuerda que Dios es quien te sostiene. No importa lo que estés viviendo hoy, Él está contigo, dispuesto a ofrecerte la fortaleza que necesitas. En tus momentos de debilidad, Dios te levantará. No enfrentes tus luchas solo; confía en Su poder y permite que Él te guíe hacia la victoria.
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•Oración: Señor, gracias porque Tú eres mi fortaleza y mi refugio. Te entrego todas mis cargas y dificultades, confiando en que Tú me sostendrás. Ayúdame a descansar en Tu presencia y a caminar en la confianza de que nunca me dejarás. En el nombre de Jesús, amén.
•Reflexión Práctica: Si hoy te sientes abrumado, toma un momento para entregar tus cargas a Dios en oración. Cree que Él te sostendrá y te dará la fuerza que necesitas para superar cualquier desafío. Recuerda que, incluso en tus momentos más oscuros, Su luz siempre estará contigo.