Por Rubén Moreta
Desde hace más de un siglo, en el Distrito Municipal de La Jagua, jurisdicción de San Juan de la Maguana se ha arraigado un culto mariano con fisonomía y características particulares. En esta comunidad intramontana seguidores de la Virgen de la Altagracia, protectora espiritual del pueblo dominicano, se congregan por millares, especialmente en el mes de enero, a rendir veneración a una imagen de la advocación mariana encontrada al pie de un árbol de naranja en dicha comunidad.
Una ermita fue levantada en esa apartada comunidad, de 595 habitantes, situada a 27 kilómetros de la ciudad de San Juan de la Maguana, para atesorar e idolatrar la imagen altagraciana y recibir a los devotos que le profesan su fe con entusiasmo.
Esta celebración mariana posee un gran simbolismo. Está revestida de elementos sincréticos que incluyen un novenario, toque de palos o atabales, entonación de salves, procesiones y bailes seculares en la comunidad.
Una hermandad se encarga de la organización de las actividades en la ermita. Esporádicamente asiste un sacerdote a oficiar una misa.
A pesar de la fuerza de este movimiento mariano, la diócesis católica de San Juan lo desdeña. Igual marginación por parte del catolicismo institucional sufre el culto del “espíritu santo” de la comunidad El Batey.
En la sección La Florida -en el noreste de la provincia San Juan- existe otro singular culto a la Virgen de la Altagracia, que atrae a millares de fieles cada año. A tono con los festejos, se desarrolla un novenario que precede el día central de celebración que es el 21 de enero.
En la Florida hay una expresión de alegría desbordante de una comunidad que vibra al ritmo de una pletórica fe y devoción mariana. De todo el país asisten seguidores de la Virgen de la Altagracia a ese empobrecido santuario a festejar la fe en una imagen que para ellos les provee salud física, sanación espiritual, logros profesionales y materiales, y dicha y suerte en el amor.
Un tercer lugar de adoración a la Virgen de la Altagracia en la provincia de San Juan es la ciudad de Juan de Herrera, en el benjamín de los municipios de esta provincia sureña. Este lugar dedica sus fiestas patronales también a Nuestra Señora de la Altagracia. Se realizan cada año diversas actividades culturales, deportivas, religiosas y artísticas en honor a esta advocación.
En la Jagua, Juan de Herrera y El Batey encontramos santuarios importantes de religiosidad popular, figurativos de la fe cristiana, mezclada con elementos africanos e indígenas.
El autor es Profesor UASD.