El “buscársela”, que significa entre las filas policiales recibir sobornos, es una habilidad que aprenden los agentes en la misma Policía Nacional que, según uno de sus miembros, llega al punto de exigirles esa práctica.
El sargento mayor de la Policía y también licenciado en Derecho, Patricio Ovalles Lantigua, afirma que cuando los jóvenes ingresan a esa institución se encuentran una plataforma hecha de corrupción que los lleva a pedir soborno a la ciudadanía porque, incluso, en cualquier trámite que tengan que hacer en la entidad, sus mismos compañeros de rango superior les exigen que “caminen” con un padrino o pagando.
Otro miembro de la uniformada, quien pidió no citar su nombre, reveló a Diario Libre que otro punto que no ayuda a la profesionalización de los agentes y oficiales de esa institución es que cuando les corresponde hacer algún curso los evitan a toda costa porque, primero, si cobran por una especialidad, mientras dure el curso se suspende ese pago.
En el caso de algunos miembros que trabajan en las calles que no cobran por alguna especialización, el asistir a los estudios les impide la “entrada extra” que reciben de los ciudadanos en las horas de servicios.
“El 90 por ciento de lo que se ve en la Policía se aprende en esa institución, los jóvenes no ingresan con ellas”, afirma Ovalles Lantigua.
Entrevistado por Eduardo Sánchez Tolentino (El Piro), de Somos Pueblo, Ovalles Lantigua citó que hace dos años se graduó de licenciado en Derecho y a pesar de llevar sus documentos a un departamento de la institución no figura en su expediente como abogado porque cuando depositó todo sobre su graduación, al recibírselos le preguntaron qué más llevó, lo que él entendió que le exigían una recomendación de alguien o “si caminaba” (pagaba).
“La pregunta que yo me hago es por qué después de dos años que yo deposito mis documentos en el Palacio de la Policía Nacional yo no figuro como licenciado. Ah, ¿por qué? ‘Porque tengo que buscármela’, porque la Policía Nacional, actualmente no toma en cuenta esa profesionalización, ahora, si lo lleva un fulano de tal, ahí sí o si camino”, se quejó.
Cuestiona que se considere en el país que el poseer rangos es tener capacidad.
“El rango no da capacidad (…) el rango lo que da es autoridad”, expuso el sargento mayor Ovalles Lantigua, quien tiene 21 años en la Policía.
Dice que la misma Ley Orgánica de la Policía Nacional 590-16, en su artículo 23, entre los requisitos que establece para ser director es que sea general activo, lo que considera es una traba para la profesionalización porque “la capacidad tiene que estar por encima de los rangos”.
Agrega que la Dirección Central de Asuntos Internos maneja un presupuesto de 41 millones de pesos donde el radio de acción es darle folletos de actualización y educación a los policías, para que tengan un buen manejo en su deber, pero que esa función de ese departamento “no se está llevando a cabo”.
Patricio Ovalles Lantigua dice que a pesar de que la Ley 590-16 indica que la Policía debe dotar a sus miembros de los uniformes e insignias, esos distintivos no son cambiados a los agentes de Puerto Plata, donde trabaja, desde hace tres años.
Citó que el artículo 45 de la ley manda que a los policías debe dotárseles de insignias, sin embargo “uno (el mismo agente) tiene que comprarlo”.
Denunció a la vez que la cooperativa presta el dinero de los socios, que son todos los policías, a una tasa de 28 por ciento cuando son los propios recursos que posee cada miembro ahorrado.
El sargento mayor detalló que todos los ejecutivos, entre ellos el inspector general de la Policía, cobran salarios de 75 mil y 120 mil pesos, lo que viola la Ley 127-64 de Asociaciones Cooperativas de que los socios deben ser sin fines de lucro.
Patricio Ovalles Lantigua dijo no temer presentar sus denuncias porque el artículo 49 de la Constitución le garantiza expresar “libremente sus pensamientos, ideas y opiniones por cualquier medio sin que pueda establecerse censura previa”.