Autor: J. F. Encarnación
Versículo Clave: " Y el rey dijo a Ziba: He aquí, todo lo que pertenecía a Saúl y a su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor. Tú, pues, le labrarás la tierra, tú y tus hijos, y tus siervos, y traeréis el fruto, para que lo coma el hijo de tu señor; pero Mefiboset, el hijo de tu señor, comerá siempre a mi mesa." (2 Samuel 9:9-10 RVR 1960).
La historia de Mefiboset es un ejemplo claro de cómo Dios puede sacar a alguien del olvido y colocarlo en un lugar de honor. Mefiboset, después de perder a su padre y abuelo, vivió en un lugar apartado, sintiéndose rechazado y marginado. Pero cuando el rey David, movido por su lealtad a Jonatán, decide buscarlo, Mefiboset pasa de estar en un lugar de abandono a sentarse en la mesa del rey. Este acto de gracia no solo restauró su dignidad, sino que le dio una nueva vida. Al igual que Mefiboset, tú puedes ser restaurado por la gracia de Dios, no importa cuán lejos te sientas de Él o cuán difícil haya sido tu pasado.
Dios no se fija en nuestras limitaciones, ni en el dolor que hemos vivido. Él te ve con ojos de amor y misericordia, y tiene un propósito para tu vida, sin importar lo que haya pasado hasta ahora. Así como David le devolvió a Mefiboset todo lo que había perdido, Dios está dispuesto a restaurar lo que has perdido. Él quiere que sepas que no estás olvidado. Aunque el mundo a veces te pase por alto o las circunstancias te hagan sentir invisible, Dios siempre tiene un plan perfecto para ti, un plan de restauración y honor. Él te llama a Su mesa, un lugar de gracia donde no solo te restaura, sino que te da un nuevo propósito.
Se cuenta la historia de una mujer llamada Ana que pasó por una situación similar a la de Mefiboset. Después de una serie de eventos trágicos en su vida, Ana se sintió apartada y sin valor, atrapada en un "Lo-Debar" emocional y espiritual. Había perdido a su familia, su trabajo, y su confianza en ella misma. Sin embargo, un día, un amigo la invitó a una iglesia donde pudo experimentar la gracia de Dios. Allí, sintió como si Dios le dijera: "No has sido olvidada; tengo un lugar para ti en mi mesa". Desde ese momento, Ana comenzó a sanar y a encontrar restauración, no solo en sus circunstancias, sino en su relación con Dios. Su vida cambió radicalmente, como la de Mefiboset, y comenzó a ver su valor a través de los ojos del Rey.
Hoy, Dios te invita a ti también. No importa lo que hayas vivido, lo que hayas perdido o lo que pienses de ti mismo. Él tiene un lugar de honra para ti en Su mesa. Tú no estás fuera del alcance de Su gracia. Él desea restaurar lo que has perdido y darte un propósito renovado. Este es el tiempo para que recibas lo que Dios tiene para ti, para que confíes en Su fidelidad y para que te sientes a la mesa del Rey.
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Reflexión: ¿Te sientes olvidado o atrapado en tu dolor? Dios te llama a Su mesa. Él quiere restaurarte y darte un futuro lleno de propósito. ¿Estás dispuesto a aceptar Su invitación y vivir desde el lugar de honra que Él tiene para ti?, Jesús, el Rey, espera que tu respuesta sea SI. Hoy es un buen día para acepta su invitación y sentarte a su mesa.