Especialistas coreanos y británicos coinciden en que no se le presta la debida atención al problema de los smartphones ni al de las tablets.
Ejemplo de ello es el estudio realizado por la profesora Jennifer Ihm de la Universidad de Kwangwoon en Corea, que nos advierte sobre los riesgos de permitirle a los pequeños el temprano acceso a la tecnología.
Ihm analizó a 2000 niños de 12 años comprobando que al menos el 50% de los jóvenes son adictos a sus teléfono, un poderoso 84% dejó en claro que no podrían pasar un día sin su teléfono inteligente.
Entre los efectos que pueden sufrir desde temprano esta la depresión, la ansiedad, dolor de cuello y muñeca, trastornos de sueño y sentimientos de inseguridad.
Sabemos que las comparaciones son odiosas pero inevitables, de acuerdo a Mandy Saligari del centro de rehabilitación de Harley Street (Reino Unido), el tiempo excesivo de los chicos en la pantalla se suele pasar por alto. «¿Por qué prestamos menos atención a esas cosas que a las drogas y el alcohol cuando funcionan con los mismos impulsos cerebrales?», señaló Mandy Saligari a The Independent.