Escuchamos a la gente decir República Dominicana es un país que avanza con pasos firmes hacia la modernización, lo curioso y a la vez sorprendente es ver aún en sus calles camiones que transportan basura y otros materiales sin ninguna protección. Estos vehículos, conocidos como “camiones abiertos” y en la recolección de basura se emplea en la mayoría de casos camiones volteos, representan mucho más que improvisación, son una fuente constante de contaminación, peligros para la salud y riesgos para nuestro medioambiente.
La contaminación empieza con cargas sin cubrir. Imagina por un momento cada día, en nuestras calles, toneladas de basura y materiales sueltos viajan sin cuidado ni protección. La carga se dispersa con el viento, cae en las calles, en ríos o en áreas donde niños juegan y personas trabajan. De momento, ensucia nuestro entorno, propaga enfermedades y daña la naturaleza que queremos proteger.
La ley en nuestro país ha hablado claro referente a este tema. La ley no. 214-01 del 31 de diciembre de 2001 prohíbe que los vehículos circulen por las calles, cargados con materiales que puedan derramarse si no están debidamente protegidos con una lona adecuada. Además, el decreto no. 258-20 aprueba el Reglamento de Transporte de Cargas, estableciendo normas para garantizar la seguridad y protección del medioambiente. La ley no. 225-20, que regula la gestión integral de residuos sólidos, también señala la importancia de manejar correctamente los desechos para evitar su dispersión.
¿Entonces por qué seguimos viendo camiones abiertos en nuestras calles? ¿Por qué permitimos que la basura y otros materiales se dispersen libremente, poniendo en riesgo nuestra salud y nuestro entorno? La respuesta está en la contradicción entre los avances tecnológicos y administrativos que hemos logrado y las prácticas tradicionales que aún persisten.
Es fundamental entender que estos camiones abiertos ensucian nuestras calles y representan un verdadero peligro para todos nosotros. Los fragmentos de basura pueden causar accidentes a peatones y conductores. Los residuos dispersados contaminan ríos y tierras, afectando a animales y plantas. Y lo más importante: ponen en riesgo nuestra salud, ya que los desechos pueden albergar virus, bacterias o sustancias tóxicas.
Sin embargo, no todo está perdido. Podemos cambiar esta realidad si todos reflexionamos sobre nuestro papel en esta historia. Es hora de cuestionar el accionar actual y exigir a las autoridades municipales y a las empresas encargadas del transporte de residuos que adopten sistemas más responsables: camiones cubiertos con lonas resistentes o toldos encerados que eviten la dispersión de basura.
De esta forma se cumple con las leyes existentes y se demuestra respeto por nuestra comunidad, por nuestros niños y por el hermoso entorno natural del país.
Recordemos que avanzar significa también ser responsables con lo que dejamos atrás. La modernización se refleja en cómo cuidamos nuestro entorno y protegemos a quienes nos rodean.
Llamamos a la reflexión: ¿Queremos un país limpio, seguro y saludable? Entonces es momento de exigir verdaderos cambios en la forma de transportar los residuos. Porque un país moderno es aquel donde todos contribuimos a mantenerlo limpio y seguro para vivir mejor.
¡Cuidemos nuestras calles! ¡Protejamos nuestro medioambiente! Y recordar siempre: una carga, bien asegurada es una carga responsable.
Edward Rodríguez
Líder Comunitario

