Autor: J. F. Encarnación
Versículo Clave: " Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: ¡Ah, señor mío, era prestada! El varón de Dios preguntó: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro. Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano, y lo tomó." (2 Reyes 6:5-7 RVR 1960).
Quizás hoy te sientes como ese joven profeta que, mientras cortaba madera, perdió su hacha en el agua. Lo que tenía en sus manos, lo que le era valioso, simplemente se hundió. ¿Te has sentido así alguna vez? Es posible que lo que has perdido, lo que te ha costado tanto, parezca irrecuperable. Tu salud, tu familia, un empleo, un negocio, tus sueños, quizás esa deuda que te ha ahogado hasta la última gota de esperanza. Tal vez crees que no hay forma de recuperarlo, que está perdido, sin solución, que está bajo el agua y fuera de tu alcance. Déjame decirte algo con todo mi corazón: Para Dios no hay nada imposible. Él tiene el poder de hacer que tu hacha, tu milagro, flote nuevamente.
Se cuenta la historia de María, una mujer llena de fe, recibió la desgarradora noticia de que tenía cáncer en etapa avanzada. Los médicos le dieron pocas esperanzas y su futuro parecía oscuro. Con el corazón lleno de temor, comenzó a orar a Dios, pidiéndole que, aunque su situación fuera grave, Él pudiera hacer lo imposible y restaurarla. A medida que los días pasaban, María se aferraba a su fe, recordando que Dios puede hacer que lo perdido vuelva a flotar, tal como hizo con el hacha en la historia de Eliseo. Durante una revisión rutinaria, los médicos quedaron asombrados al descubrir que el tumor había desaparecido por completo. Aunque la ciencia no tenía una explicación, María sabía que Dios había intervenido milagrosamente, sanándola y restaurando su salud. Su testimonio fue un recordatorio de que, aunque parezca irrecuperable, Dios tiene el poder de hacer flotar lo que parecía perdido.
Hoy te pregunto: ¿Qué hacha has perdido? Tal vez sea tu salud, un negocio hundido, una deuda abrumadora, o una relación rota que te ha dejado sin esperanza. Lo que parece irrecuperable y hundido, quiero que recuerdes: Dios puede hacerlo flotar nuevamente. Así como Eliseo hizo flotar el hacha con un simple acto de fe, Dios tiene el poder de restaurar lo que parece perdido. No importa cuán profundo esté el hundimiento, para Dios, lo imposible puede ser solo el comienzo de un milagro. Hoy es el día para levantar tu fe y confiar en que lo que has perdido no se ha ido para siempre. Dios puede restaurarlo, sanar lo quebrantado y hacer flotar nuevamente lo irrecuperable. No pierdas la esperanza, porque Él aún hace milagros.