Caracas.- El homicidio de un sacerdote a manos de un adolescente en el oeste de Venezuela ha encendido las alarmas de un país tradicionalmente católico, pues el menor asesinó al cura para librarse de los abusos sexuales que padecía. Un caso en el que por momentos se desdibujan los roles de víctima y victimario.
EL HOMICIDIO
Tras seis días desaparecido, el presbítero Jesús Manuel Rondón Molina, de 47 años, fue encontrado muerto el 22 de enero en una zona boscosa de la población de Rubio, en el estado andino de Táchira (fronterizo con Colombia).
Un joven de 17 años, cuya identidad es protegida por las autoridades venezolanas por tratarse de un menor de edad, confesó haber asesinado a Rondón Molina y que este abusaba sexualmente de él desde hacía casi cuatro años.
El ministro de Interior, Néstor Reverol, explicó que el cura “mantenía acosado y bajo amenaza” al adolescente, quien citó al religioso a una zona cerca de un convento donde lo estranguló dentro de un vehículo.