Lo que ocurre en el PLD es una lidia de “vida o muerte”


Pese a que las elecciones presidenciales de mayo del 2020 están antecedidas de una larga precampaña electoral, que en el caso del Partido de la Liberación Dominicana, PLD, parece una lidia de vida o muerte, poco cambiarían las cosas porque no hay diferencias en los lineamientos.

Se diría que ocurre lo mismo con el Partido Revolucionario Moderno, PRM, que escogerá según todos los vaticinios como su candidato presidencial al empresario, Luis Abinader, de la “sangre nueva” de la organización, quien enfrenta al expresidente Hipólito Mejía. Los dos grandes partidos tienen primarias el 6 de octubre.

Más que por ideología, ya que gran parte de los miembros  del PLD, sobre todo en la base, son movidos por la capacidad del Estado de proveer empleos y las ventajas que ofrece el poder y que facilita la luz, el gas, solidaridad salud y escuelas gratis, valen las conveniencias.

Sin dudas la nominación del precandidato que disputará a la oposición la Presidencia, está entre el ex presidente de la República, doctor Leonel Fernández, y el ex ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo, lanzado tras retirarse el presidente Medina, aunque hay otros.

Visto el panorama de la forma de quién le daría más al votante, Castillo sale adelante sin ninguna discusión. Por ello una campaña del sector Fernández revivió una consigna parecida a la vieja vergüenza contra dinero.

Entre el doctor Fernández no tiene diferencias conceptuales ni mucho menos, como tampoco habrían contado si algún otro de los precandidatos del PLD hubiese acumulado los números de las encuestas que favorecieron al exministro de Obras Públicas.

La pretensión ideológica del PLD ya no existe, como tampoco la del PRM, hijo del Partido Revolucionario Dominicano, PRD, nominalmente socialdemócrata y afiliado a la Internacional de esa corriente ideológica muy fuerte en Europa.

Visto desde el patio o el campo atrasado donde se recogen los más pobres del país y cavilan sobre el destino, los buenos tiempos que pasan muchos y los malos tiempos que pasan ellos, que en cualquier caso lo atribuyen al gobierno en plaza, la ideología no importa.

Los dominicanos críticos saben que el país, ya con el doctor Fernández, con Mejía, Castillo o Abinader seguirá a la orden de la Plutocracia, la embajada norteamericana, la Iglesia, sectores a los cuales hay que reservarles sus partes del presupuesto nacional, y a los dominadores de la corrupción.

En Estados Unidos, que está en precampaña electoral, los políticos no se postulan para ganar un puesto mejor rentado. Se dice que el expresidente Barack Obama y su esposa Michelle están produciendo ahora lo que nunca pensaron poco menos de tres años de dejar el puesto, mientras el presidente Trump alega que pierde.

Otros hombres y mujeres políticos de ese país que se postulan a la Presidencia tienen su vida asegurada por sus profesiones o las pensiones que recibirán al término de la vida laboral, pero son políticos, líderes sin los cuales los partidos Demócrata y Republicano se extinguirían.

En el estado de Massachussetts, por ejemplo, el diputado Joe Kennedy III, de 38 años, nieto del asesinado senador Robert F. Kennedy, está desafiando al actual senador Edward Markey, de 73 años. Los desafíos entre ambos no son más que ideológicos cuando los dos son del Partido Demócrata y liberales.

La incertidumbre
A dos semanas de la escogencia del candidato presidencial del PLD y el PRM en primarias que mueven millares en costosas manifestaciones por todo el país, ni los apostadores de Londres se atreverían a anticipar, sobre todo en el caso del PLD, quien ganará.

El doctor Fernández apuesta a que los electores recuerden lo bueno de sus tres gobiernos, las grandes obras, el Metro de la capital, llevar las computadoras a las escuelas, mejorar el sistema hospitalario y agropecuario, todo lo cual ha fortalecido Medina.

Fernández encontró en 1996 la economía en regla. Tras el trance por la quiebra de varios importantes bancos en el cuatrienio del entonces PRD (2000-2004), llamó de regreso a la Gobernación del Banco Central a Héctor Valdez Albizu, quien estaba en la posición desde que lo nombró el presidente Balaguer en 1994.

Valdez retornó al puesto en 2004, no solamente por su preparación, reconocida honradez y por la dilatada carrera en el BC, sino por el sentido de optimismo que el país requería luego de la debacle que casi hundió la economía. Como se dijo en análisis anteriores, algunas decisiones de la Junta Monetaria, sin que se lo proponga, podrían ser de beneficio para la candidatura de Castillo ya que el sector privado grande y pequeño se ha beneficiado de RD$29,200 millones del encaje legal para prestar y US$100 millones de las reservas para proteger el peso, decisiones tomadas últimamente.

En la precampaña el doctor Fernández, sobre todo, ha echado manos a promesas demagógicas que para los electores podrían ser contraproducentes ya que gobernó en tres períodos. También los otros precandidatos están ofertando por todo el país lo que saben que no podrán cumplir.

Las encuestas
.Durante la semana se publicaron varias encuestas. Algunas favorecían al doctor Fernández y otras al señor Castillo. El aspirante Francisco Domínguez Brito informó ayer que en los próximos días anunciará a cuál de los precandidatos dará su apoyo.

Al doctor Fernández como a Castillo le falta acordar con partidos aliados que no se han pronunciado en la brega del PLD si conseguirán los apoyos como en el pasado. Algunos de esos partidos se han mantenido en franca oposición al régimen de Medina. Otros contemporizan.

Se dice que hay sectores que están esperando la publicación de encuestas creíbles para tomar sus posiciones. En la mayoría de las encuestas hay un porcentaje que no responde o no sabe, de los cuales al final esperan beneficiarse los sectores del doctor Fernández y de Castillo.

Las denuncias han estado al menudeo. Una de ellas es que los funcionarios del gobierno que anunciaron su apoyo a Castillo deberían renunciar. Dirigentes del PRM advirtieron que someterían a esos funcionarios. Algunos de los mencionados dijeron que hacen labor partidaria fuera de horario de oficina.

Ninguno de los aspirantes presidenciales ha considerado acudir a un debate electoral, cosa que se estila en otros países como en los Estados Unidos. En anteriores elecciones no hubo debates y en la actual muy difícilmente Castillo la aceptaría dado que sabe bien que su oponente conoce mejor cómo funciona el Estado.

En un país tan pobre como República Dominicana, los votantes, muchos de los cuales acuden a las reuniones partidarias atraídos por un refrigerio o una botella de ron y alguna moneda para volver a casa, la gente votaría por el que creen le dará conveniencias desde el poder

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