Seamos honestos… el Super Bowl es un evento deportivo visto tanto por su espectáculo de medio tiempo como por el fútbol americano. De hecho, los espectadores que apenas conocen a los equipos que juegan, definitivamente sintonizan para ver el halftime show, que este año estuvo a cargo de dos estrellas latinas: Shakira y Jennifer López, quienes cantaron sus mayores éxitos. Qué dúo.
Shakira apostó por un conjunto rojo de falda y un crop top del diseñador Peter Dundas, que primero lució como un vestido corto. El estilista de la cantante, Nicolas Bru, contó a Vogue que la última en vestir de rojo en el Super Bowl fue Diana Ross en 1996.
Las botas a juego, del artista Daniel Jacob (conocido por su marca, The Dan Life), se robaron el show, ya que estaban compuestas por 30,000 cristales y requirieron de 10 días de trabajo.
Por su lado, Jennifer López asombró con un bodysuit negro de cuero de Versace, que era de esperarse, ya que la cantante es imagen de la marca para la campaña de primavera-verano. El body sin mangas, adornado con tachuelas doradas y cristales, requirió de 400 horas de trabajo y estuvo inspirado en una sesión de fotos que partía de la figura de Marlon Brando en la edición estadounidense de Vogue en 1991.
Para abrir el espectáculo, JLo utilizó una falda rosada que prontamente se quitó para revelar el bodysuit completo.
La cantante lució dos conjuntos más que requirieron que se cambiara en el escenario. Sus estilistas, Rob Zangardi y Mariel Haenn, explicaron a The Hollywood Reporter que, como la cantante no abandonaría el escenario, apostaron por crear looks a base de superposiciones que le permitieran pasar de uno a otro rápidamente.
La artista luego lució un bodysuit plateado confeccionado con 800 piezas de cuero, 12,000 lentejuelas plateadas y 15,000 cristales de Swarovski, cosidos a mano sobre un tul que imitaba el tono de su piel. Para terminar, la cantante llevó otro body plateado, con flecos de malla de metal y cristales que, por un momento, combinó con una capa de plumas en homenaje a las banderas de Puerto Rico y Estados Unidos.
Mientras Emme, su hija de 11 años, se unió a su madre para interpretar “Let’s Get Loud”, Shakira tocaba la batería, esta vez con un conjunto dorado de tres piezas (también de Peter Dundas) con el que cerró la presentación. En cuanto a la imagen final que formaron con sus últimos vestuarios, el estilista de Shakira concluyó: “Son diosas en plata y oro”.