Cuando era candidato presidencial, López Obrador recorría el país con la promesa de que en su Gobierno no habría más masacres ni ajustes de cuentas de las bandas criminales.
Cuando era aspirante presidencial también promovía “los abrazos antes que los balazos” y se comprometió a que los militares y marinos regresarían a sus cuarteles.
Incluso llegó a prometer lo impensable: “Desde el primer día de mi Gobierno se acabarán la violencia y el crimen”, le dijo en una memorable entrevista a Ciro Gómez Leyva. ¡Claro, nunca dijo cómo llevaría a cabo esa milagrosa promesa!
A 320 días de iniciado el Gobierno y a quince meses de que ganó la elección presidencial, todas las promesas anteriores se han convertido en monumentales mentiras. Es decir, López Obrador engaño a los mexicanos.
¿Por qué mintió, presidente?
Peor aún, el mismo día que el Gobierno de López Obrador realizaba lo que el propio Alfonso Durazo presumió como la mayor evaluación de los niveles de violencia en México y que presumía “el punto de quiebre” de la inseguridad, el grupo criminal que domina en Michoacán masacró a policías federales en una emboscada.
Peor aún, el Gobierno federal no atina, siquiera, a ponerse de acuerdo en el numero de víctimas. Y es que mientras que la Fiscalía Estatal habla de 14 policías masacrados, en Gobernación dijeron que eran los 13 policías muertos y algunos medios locales –de Guanajuato y Michoacán–, reportaron hasta 27 policías que perdieron la vida.
¿Quién miente, presidente?
No es todo. El 22 de abril del 2019, y luego de conocer el crecimiento explosivo de la criminalidad en los primeros meses de su Gobierno, López Obrador pronosticó que la violencia sería contenida en seis meses; una vez que maduraran los programas sociales y que el trabajo de la Guardia Nacional.
Hoy, a 320 días de que arranco el Gobierno de AMLO y a punto de cumplirse los seis meses que el propio presidente prometió, la violencia sigue sin freno; no ha bajado un solo día y recuentos como el de @ContrapesoC confirman que el número de mexicanos muertos en hechos violentos rebasa los 30 mil; cifra nunca antes vista. Es decir, hasta hoy han fracasado los programas sociales y la estrategia de la Guardia Nacional.
¿Quién miente, presidente?
Hay más. En comederos políticos son muchas las voces que opinan, imaginan o especulan que los estados de Michoacán y Guanajuato han sido abandonados por el Gobierno federal ante el ”señorío” que han alcanzado grupos criminales como los cárteles Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Santa Rosa de Lima.
En Michoacán, por ejemplo, se han reportado tres masacres que involucran al CJNG. La primera se produjo el 8 de agosto, en Uruapan, en donde fueron tirados veinte cuerpos sin vida, ocho de ellos colgados en un puente.
La segunda masacre se produjo el 30 de agosto en Tepalcatepec, con un saldo de 9 muertos, y la tercera el pasado lunes, en donde fueron emboscados policías federales de un convoy de 43 efectivos, con la muerte de 14 de ellos.
¿Existe un abandono deliberado del estado de Michoacán por parte del Gobierno federal?
En Guanajuato ocurre algo parecido. Según reportes periodísticos, esa entidad del bajío habría sido abandonada a causa del diferendo entre el gobernador y el presidente. Por eso, de Palacio habrían ordenado sacar del estado a la Marina, a pesar de que estaba cerca de capturar a José Antonio Yépez, el Mencho.
¿Cierto o falso que por diferencias con los gobernadores desde Palacio se habrían abandonado los estados de Michoacán y Guanajuato?
¿Quién miente, presidente?
Lo cierto es que la masacre de Aguililla colocó en el ojo del huracán a todo el Gobierno de López Obrador. ¿Por qué? Porque confirma que la mayor propuesta del candidato presidencial y del presidente Obrador, el de abatir la violencia y el crimen, es un fracaso total.
Y el fracaso lo sintetizó de manera ejemplar la titular de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien dijo que la masacre es cosa de todos los días en todo el país.
Es decir, vivimos en total ingobernabilidad. ¿Y dónde quedó lo feliz, feliz, feliz, presidente?
¿Será que alguien miente?