Los rebeldes hutíes, apoyados por Irán, aseguraron este domingo haber matado a unos 500 soldados del gobierno de Yemen y de la coalición liderada por Arabia Saudita que los asiste, y haber capturado a 2.000 de sus combatientes, durante una ofensiva realizada en agosto en el sur de Arabia Saudita. No había información sobre las bajas hutíes.
De comprobarse se trataría de uno de los combates más intensos librados desde el inicio de la guerra civil en Yemen en 2015, cuando los hutíes se levantaron y tomaron control de la capital, Saná, y los rebeldes acompañaron esta pretensión de victoria con un video en el que se ven numerosos vehículos blindados, como los utilizados por las Fuerzas Armadas de Arabia Saudita, destruidos y en llamas. También pueden verse numerosos soldados marchando al cautiverio.
Las cifras reportadas por los hutíes en la que han llamado “Operación Victoria de Dios” no han podido ser verificadas y este domingo el gobierno yemení reconocido internacionalmente calificó de “victoria imaginaria” esta presunta ofensiva de finales de agosto durante la que los rebeldes chíies hutíes afirmaron haber capturado a 2.000 soldados, y aseguró que éstos utilizaron vídeos antiguos para probarla.
Sin embargo, un oficial del ejército yemení que habló en condición de anonimato ante la agencia francesa AFP reconoció que la ofensiva de los hutíes sí tuvo lugar lugar el 25 de agosto y terminó en desastre para la coalición árabe que lidera Arabia Saudita en apoyo del gobierno de Yemen. Aunque también dijo que los números estaban inflados y que en realidad habían muerto 200 soldados y 1.300 habrían sido capturados, 280 de ellos tras haber resultado heridos.
Según el militar, las tropas yemeníes estuvieron cercadas “durante cuatro días” por los hutíes en un sector de la provincia de Saada, un feudo de los rebeldes.
La coalición dirigida por Arabia Saudita que interviene en Yemen junto a las fuerzas progubernamentales no reaccionó aún a estas informaciones. Tampoco estaba claro cuántos sauditas y cuántos yemeníes pro-gobierno resultaron muertos, heridos o capturados.
El conflicto en Yemen empezó hace más de cuatro años y ha acabado con la vida de decenas de miles de personas, incluyendo numerosos civiles, según varias organizaciones humanitarias. Según la ONU, el país estaría atravesando la peor crisis humanitaria del mundo en la actualidad.
El conflicto también se ha convertido en un enfrentamiento regional entre Arabia Saudita, que apoya al gobierno yemení, y su principal rival Irán, que asiste a los rebeldes hutíes, un grupo insurgente chiita nacido a comienzos de los 2000.
La guerra en Yemen se ha caracterizado por los bombardeos indiscriminados de la aviación saudita sobre las ciudades en manos de los hutíes, y por los ataques con misiles balísticos y drones (de fabricación iraní) lanzados por estos rebeldes contra objetivos en Arabia Saudita y en el Yemen controlado por el gobierno. Por esta razón la ofensiva terrestre de agosto es relativamente inusual.
La semana pasada los hutíes se atribuyeron un amplio ataque con misiles y drones contra dos instalaciones de la petrolera Saudia Aramco en Arabia Saudita, que provocaron un fuerte recorte en la producción internacional de crudo y aumentaron las tensiones con Irán, acusado de haber cuanto menos provistos las armas para el ataque, si no directamente haberlo perpetrado.