Las tensiones entre Estados Unidos y China son de larga data, pero el coronavirus y la inminente campaña presidencial estadounidense han amplificado la rivalidad, llevando la guerra de palabras a un punto más alto. ¿Cuál es la estrategia de la Casa Blanca?
Esta semana, el presidente Donald J. Trump dio un giro en su campaña para lograr la reelección en los comicios de este año.
"China hará todo lo que pueda para hacerme perder esta carrera", dijo el mandatario a la agencia Reuters.
Su afilada retórica en contra de Pekín marcó una nueva fase en un esfuerzo por reencuadrar una elección que ha sido transformada por la pandemia del coronavirus.
También anunció tiempos más turbulentos para la ya inestable relación entre las dos mayores economías del mundo.
El equipo de Trump había planificado hacer de la próspera economía estadounidense el foco de la campaña pero esa estrategia naufragó.
Además, las encuestas muestran que el apoyo al mandatario está cayendo en estados clave, en medio de las críticas a la Casa Blanca por la gestión de la crisis desatada por el coronavirus.
Así es como ahora aparece China, donde se originó la pandemia y acusada de responder muy lentamente a su contagio global.
Tomándola con Pekín
En estos momentos, la estrategia del Partido Republicano se enfoca en atacar al ex vicepresidente Joe Biden, quien es el casi seguro candidato presidencial del Partido Demócrata para las elecciones de 2020.
Los aliados de Trump en comité de acción política America First Action (AFA), un grupo que se dedica a recaudar fondos para apoyar la candidatura del mandatario, han estado publicando anuncios atacando a "Pekín Biden" por "liderar la carga" de la élite de Washington, demasiado dispuesta a hacer concesiones ante la China depredadora.
Biden respondió el ataque con un aviso en el que acusa a Trump de intentar desviar la culpa por su propia respuesta tardía a la pandemia y por ser demasiado confiado con la información inicial ofrecida por China sobre el virus.
El elemento común entre estas posturas marcadamente distintas es que ambos equipos de campaña creen que es una política útil decir que su candidato tendrá posturas más duras ante Pekín.
"Si miras las encuestas más recientes del centro Pew y las de Gallup, muestran que la desconfianza de los estadounidenses sobre China -sean republicanos o demócratas- se encuentra en máximos históricos", señala Kelly Sadler, directora de comunicaciones del AFA.
"Este es un tema universal en el que republicanos y demócratas están de acuerdo", agrega.